“Mi cuarto privado” al que estoy a punto de darles acceso sea un verdadero embrollo. Probablemente estén por entrar en mi laberinto interior, en mi propio babel.
Cerró la puerta de vidrio, echó llave y comenzó a caminar por esas calles tan conocidas que hoy le resultaban perversamente extrañas.
Los rayos de sol se colaban entre las hojas verdes de los árboles al inicio de la primavera y los pájaros cantaban tan...