BETTY BOOP

Cuando quedé embarazada muchos amigos nos decían:

“…ahora sí se les terminó la joda… eso de viajar…”,

Otros hasta se reían:

“…ah, sí? Ahora te quiero ver!…que hicimos 6000 km allá, 3000 km acá…”

¡Guauuu! Realmente lograron asustarnos! Era nuestro primer hijo y ellos ya tenían dos, algunos tres! Eran los experimentados!

¿Sería tan terrible? ¿Habría que dejar de hacer todo lo que te gusta cuando tenés un hijo?

Nos sentíamos “raros” porque habíamos pensado que con algo de buena onda y mayores precauciones podríamos seguir haciendo lo que más nos gustaba: ¡viajar!

¿Seríamos tan ilusos? Realmente lograron hacernos dudar. Veníamos viajando en pareja durante los últimos 10 años y no imaginábamos dejar de hacerlo.

Bueno, con un cóctel de 9 oz de pasión, 1 oz de paciencia y ½ oz de inconsciencia, más algunas notas de “¡vamos a demostrarles a estos malas ondas que podemos!” (y sí, a veces lo negativo funciona como estímulo ¿verdad?), organizamos un primer viaje con la bebé de 1 mes y unos días.

Como todos los que se inician en algo, comenzamos de a poco. Fueron 4 días en Villa General Belgrano, es decir buscamos un lugar conocido y cercano. Y funcionó de maravillas, Betty Boop dormía o miraba el paisaje por la ventanilla.

– Yo la pasé bárbaro.

Así que el segundo viaje fue con 5 meses y ya nos animamos hasta Mendoza, un poco más lejos.

– La única queja que tengo es que me abrigaban demasiado!!

También salió bien así que el tercero, a los 6 meses, fue a San Martín de los Andes. Un día y medio arriba del auto! Ya nos sentíamos experimentados!

– Lindo el paisaje pero necesito una siesta

Esos viajes con la bebé fueron un aprendizaje y desde ese momento hicimos varios viajes como familia. Luego, cuando perdí a mi compañero de aventuras… comenzó un viaje diferente.

Primero apareció el miedo y pensé que ya no volvería a viajar, luego con el mundo patas para arriba pasé por un proceso de cuestionamiento absoluto en el que todo quedó en entredicho. Pero había algo no se vió afectado por ningún cuestionamiento: no tenía compañero pero seguía apasionada por viajar.

Allí empezó la aventura de encontrar a alguien con quien compartir los viajes. Estábamos otra vez en el proceso de iniciación. Comenzamos haciendo viajes con la familia y viajes con amigos. Luego probamos quedarnos una semana las dos solas en Madrid, un lugar amable en relación al idioma y las costumbres y con amigos viviendo cerca en caso de necesitar ayuda.

– Y muchos parques!

– Y toboganes!!! La pasé genial!!

Betty Boop ya no era un bebé, tenía 4 años. Fue agotador pero salió bien por lo cual en febrero de 2017 nos aventuramos en nuestro primer viaje de un mes las dos solas. Y ahí descubrí que ella era la mejor compañera de viajes que podía tener. Si, ahora ya con 7 años Betty Boop elige destinos, arma planes, se aprende rápidamente las estaciones de subte y lleva su propio cuaderno de viajes. Es la compañera ideal!

Desde aquí comienza nuestro recorrido y de eso trata este blog, de animarse.

Si se preguntan cómo hacer? Es simple: primero eso ¡Animarse!, luego tomar los recaudos necesarios, no olvidar ningún elemento imprescindible y finalmente entender que el viaje debe adaptarse al niño y el niño al viaje.

Yo siento que es una dosis inmensa de amor darle alas para volar y ¿qué son los viajes sino eso?

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